Hoy con el agua de la piscina como paisaje, me apetecía comenzar a relatar mi primera experiencia en esta locura del "amor". No me remontaré muy atrás ,no me gustaría darle importancia a aquel tonteo de niños entre dos adolescentes del cual, a día de hoy al verle en la calle, hago un inconsciente reniego; así que, sobre los 17 años está bien para empezar.
Recién llegada a la nueva ciudad buscaba mi sitio, restablecerme tanto, psicológica como, físicamente; aún así, he de decir que en ese nuevo lugar no me encontraba sola y que, muy a menudo, mi familia me visitaba. Fue en una de esas ocasiones en las que me tropecé con él, pero literalmente, sí...sí...casi me "lo como" y sin conocerlo. Sinceramente, no le di más importancia...no sabía quién era, ni su nombre y, ni siquiera me sonaba su cara, aunque el lugar donde nos conocimos era habitual para ambos.
Allí quedó todo, en una mirada... A los días, vía una red social, me llegaba una petición de amistad de un desconocido, con gran asombro me giré para mi hermano y le dije: -"es él, el chico de los pantalones cortos".
Así lo llamaré para que todas me entiendan...
Con esa edad aun me encontraba "dentro del cascarón" y, en la primera conversación con él no sabía ni qué decir. Así que, tímidamente, comencé a hablar cosas cotidianas y preguntarle el porqué de ponerse en contacto conmigo. Me sorprendió... según me contaba, se había fijado en mí meses anteriores a nuestro "encontronazo" e indagaba sobre mí a ciertos conocidos comunes. La verdad, al principio no tenía claro si me apetecía conocerlo o no, y no por su detallado arte para conquistar a una chica, sino porque era yo la que me sentía con un miedo atroz. Varios días estuvo intentando convencerme de vernos y yo, rápidamente me montaba una excusa muy obvia y, que quizás me creía que él no se daba cuenta. Al final accedí.
Una tarde a finales de Enero, de hace ya casi una década nos encontramos por decisión propia....
CONTINUARÁ....
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